viernes, 10 de julio de 2009

ÓRDAGO Nº 11: LA REVISTA CULTURAL DE TORREDONJIMENO


ÓRDAGO N º 11: MAYO DE 2008

El año 2007 no se editó ningún número de la revista. Los directores se encontraban inmersos en la edición y publicación del libro “VIDAS DE LA IBÉRICA TOSIRIA”, cuya reseña puede consultarse en las entradas de este mismo blog. Sin embargo eso no quiere decir que no se trabajase en los artículos de Órdago.

El año 2008, durante el mes de mayo, salía a la luz el número 11 de Órdago. Se trataba de un número especial, ya que se celebraban diversas efemérides muy destacadas en Torredonjimeno y Órdago no podía por menos que ser, como hasta la presente, la primera en informar de ellas a nuestros lectores.

En la portada, unos soldados españoles vestidos con el uniforme militar de campaña de la Guerra de África. Detrás de ellos, un joven niño moro a sus espaldas. Una alegoría de lo que los combates que se sucederían en Marruecos vendrían a significar. Españoles mal comandados en vanguardia, y en la retaguardia, harcas de rifeños hambrientos de sangre y muerte.

La revista comenzaba haciendo recordatorio de la presentación del libro “VIDAS DE LA IBÉRICA TOSIRIA”, con la foto del acto en la que D. Antonio Gómez Hueso, que hizo de padrino del libro, aparece flanqueado por los dos directores de la publicación. Debajo, en la misma página, la despedida que Órdago dedicaba a D. Andrés Arjona Padilla, el cual había fallecido en febrero de ese mismo año 2008.

El tema central sobre el que versó el número 11 de la revista no era otro sino el de la Guerra de África, contienda bélica que conmás o menos actividad se desarrollaría durante los siglos XIX y XX. El tema ocupará buena parte de la revista ya que muchos de esos artículos estaban destinados a ser publicados en el año 2007, pero se hacían presentes en este número junto con los que se trabajaron ex profeso para las efemérides locales.

Luis Gómez López, hacía una introducción sobre la campaña militar española en Marruecos durante los años 1859 a1860, verdadero antecedente de lo que luego sería la guerra africana como tal. A continuación, en otro artículo, las campañas militares desde 1909 a1921. Una profusión de fotografías de la época ilustran uno de los periodos de nuestra historia más olvidado por parte de historiadores oficialistas.

Manuel Fernández nos recordaba la figura de Blas Infante y su implicación en el África de aquellas época. Pocos son los que saben que el “Padre de la Patria Andaluza”, así llamado por los políticos actuales, se convirtió al Islam, y preconizaba una nueva entrada de sus “hermanos de fe” en España. Todo ello mientras sus verdaderos paisanos españoles morían ante las gumías de los harqueños.

Igualmente revelador es el artículo de Luis Gómez sobre otro acontecimiento político relacionado con aquellas fechas, “La semana Trágica de Barcelona”, donde hasta ahora, los historiadores habían creído ver un movimiento espontáneo de las masas populares en rebeldía contra las políticas del gobierno de la época. En el artículo, se expone parte del texto que el historiador Carlos Seco Serrano, autor de solvencia, ha investigado sobre el tema, quedando a las calaras que el movimiento de la Semana Trágica fue una confabulación anarquista urdida por potencias extranjeras con el beneplácito de las fuerzas anarquistas españolas, encaminadas a desestabilizar al gobierno con la finalidad de ocupar de esa manera los sillones del poder.

Nuestro amigo y colaborador José Carlos Gutiérrez, nos traía la historia del Teniente Román, un soldado oriundo de la vecina localidad de Jamilena y que combatió bravamente en dicha guerra.

Igualmente, Francisco Illana López nos dejó la semblanza del soldado marteño Adrinao Mora Arias, y el emotivo encuentro que, pasado el tiempo, tuvo con nuestro paisano Eloy Bares (q.e.p.d.), combatiente así mismo en aquellos tristes días de principios del siglo XX.

Manuel Fernández nos rememoraba la figura del Alférez Palomo, tosiriano que murió en combate en aquellas gloriosas jornadas de las armas españolas y que tuvo en su día hasta una calle que llevaba su nombre en la localidad. Desdibujada su figura y memoria por el paso del tiempo y los cambios políticos de turno, Órdago recobraba así su legado y su gesta.

Es por ello que la revista, de la mano de Luis Gómez, decidiera que se redactase una breve entrada titulada “Tosirianos en el frente” dedicada a homenajear a todos los combatientes que dieron su vida en aquellas jornadas. En la reseña, se publicaban las fotos de los soldados Miguel Cañada Moreno, Antonio Rodríguez Galán, Antonio Muñoz Muñoz, y Agustín Ortega, destacado en Larache.

Manuel Fernández nos biografiaba a otro militar de Torredonjimeno, D. Enrique León Gallo. Es este militar uno de los combatientes militares que tuvo que enfrentarse con los moros en la década de los cincuenta y sesenta, cuando Marruecos empezó sus ansias expansionistas y colonialistas amparada por la debilidad que España tenía en el ámbito internacional y protegida por las políticas de los gobiernos comunistas incluidas las españolas en el exilio.

Se terminaba el tema central con una reflexión que Luis Gómez realizaba sobre el problema “inacabado” que supone para España y los españoles Marruecos, recordando que cada cierto tiempo los marroquíes fuerzan la línea divisoria e invaden parte del territorio nacional, -como la ocupación del Peñón de Perejil-, con la anuencia de cierto sector político nacional, los cuales tienen bastantes “amigos” e intereses entre los marroquíes, y verían con buenos ojos, si no una invasión, si una “sumisión” de España a las políticas marroquíes.

Luis Anguita Pérez, amigo y colaborador de Órdago, nos refrescaba la memoria con una interesante investigación que llevó a descubrir la identidad de uno de los héroes locales que descansa en el cementerio de nuestra localidad, D. Francisco de Paula Ureña Franco, que como reza en la lápida de su mausoleo, fue “Héroe el primero de la Batalla de Bailén”. Se reproducía así por primera vez la fotografía de D. Manuel Ureña Pérez, hijo del héroe tosiriano y persona que pagó los gastos del panteón.

Para seguir con las efemérides en el año del bicentenario de la Batalla de Bailén, Manuel Fernández nos dejó la historia del “Tío Francisco el Chocolatero” y como en aquellos convulsos años, un viaje sin importancia a por materia prima para un oficio tan noble como el de chocolatero, le pudo costar a nuestro paisano la vida acusado espía y colaborador con el francés.

En el 550 Aniversario de la aparición de la imagen de la Virgen de Consolación en Torredonjimeno, Luis Gómez López nos ofrecía una visión general de la vida y las vicisitudes políticas y sociales de aquellos años en el Torredonjimeno de entonces. Un estudio aproximado que servirá para contextualizar un hecho crucial en la vida de todos los tosirianos.

Para completar el artículo, Manuel Fernández se centraba en los frescos que exornan la actual sacristía del templo mariano, ya que no habían sido estudiados hasta la presente. Órdago ofrecía así, una vez más en primicia, una explicación a tan enigmáticas figuras, tanto tiempo contempladas y tan poco estudiadas hasta ahora.

Al mismo tiempo, antes de cerrar la revista, dos recomendaciones. Una sobre la Carta Villa, para la que Órdago, en el año de su 450 aniversario, pedía un esfuerzo a las autoridades para tan señalada efemérides local, recomendación que fue escuchada por cierto y que culminaría con la elaboración de diversos actos y la publicación y edición de un trabajo sobre la misma a cargo del historiador local Manuel J. Cañada.

Por último, en la contraportada, en la sección de la revista “Memoria Gráfica de Torredonjimeno” una denuncia. La portada de la casa más antigua y señorial de Torredonjimeno, la popularmente conocida como “Casa Moyuela” en un antes y un después, donde se observa la barbaridad y el atentado que supone el tapiado de puerta y ventana superior de la casa solariega con lo que ello conlleva de afeamiento de la misma. Y todo ello sin que ninguna queja se levante en contra de la defensa del escaso patrimonio que nos va quedando. Ver para creer.

Se terminaba así el número 11 de Órdago. Se había hecho un colosal esfuerzo en investigación, documentación, aporte gráfico, primicias, y sobre todo, un terrible esfuerzo económico al aumentar el número de páginas de la revista para dar cabida a tanta información. No obstante, los autores quedaron satisfechos del esfuerzo, y a tenor de los comentarios de nuestros lectores, el público en general agradeció ese trabajo.

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