miércoles, 7 de abril de 2010

PRENSA SOVIÉTICA DEFIENDE A LA IGLESIA CATÓLICA


La Semana Santa se ha visto convulsionada por la tremenda campaña de difamación que, contra la Iglesia Católica, han protagonizado grandes grupos mediáticos del planeta -como el New York Times; todos ellos se han confabulado a una contra Su Santidad Benedicto XVI y contra la Iglesia Católica Apostólica y Romana. El motivo que se esgrime contra la Iglesia Católica es la lacra pedofílica con la que, bien agigantada, estos grupos de poder pretenden desprestigiar al clero y, con el clero, al Catolicismo.

Parece mentira, pero es cierto: quién nos lo iba a decir hace unas décadas... El diario ruso PRAVDA (cabecera del más veterano periodismo soviético, que podemos traducir por "La Verdad") ha dado un paso al frente, con valentía, para defender a la Iglesia Católica de estas violentas calumnias.

El artículo de opinión nos ha parecido tan certero que nos animamos a traducirlo y aquí lo ponemos, para que esta voz, desde fuera de la Iglesia Católica, sirva como contención incluso a los más rancios e incrédulos denigradores de la Iglesia Católica y de sus medios de comunicación.

El artículo que traducimos acusa directamente a los poderes mundialistas que quieren hacer un Nuevo Orden Mundial -¡que lo están haciendo!- de atacar a la Iglesia Católica con el ánimo de desacreditarla. Nuestros marxistas españoles... ¿con quién están? ¿Con PRAVDA o con los ROCKEFELLER?




CUANDO SE CONFUNDE EL ÁRBOL CON EL BOSQUE

Muchas de las noticias que salen, en su afán de hacer propaganda ideológica encubierta, contienen el error fundamental de confundir el árbol con el bosque… Especialmente, cuando el objetivo es denigrar. Queremos decir que, a partir de un hecho aislado, deteniéndose preferentemente alrededor de sus contornos, se generaliza con el fin de inducir al lector a pensar que todo el conjunto es de la misma naturaleza. Esta generalización, obviamente, tiene connotaciones ideológicas y sigue un programa político que pretende deconstruir la sociedad tradicional y todas sus instituciones seculares para imponer un Nuevo Orden Mundial, bajo la apariencia de los siniestros intereses de la oligarquía internacional, la misma que manipula los mercados financieros, y a través de estos, controla en gran medida la Economía Planetaria. Nos referimos a la manipulación que se está haciendo de los casos de pedofilia cometidos en el seno de la Iglesia Católica, que muy recientemente han sido vertidos por las agencias internacionales de noticias.

De hecho, las recientes noticias que implican a sacerdotes católicos en casos de pedofilia, tienen todo el aspecto de una campaña de ataque a la jerarquía católica, más allá de la información objetiva que requiere la ética periodística, con independencia de su gravedad moral. Tales noticias levantan sospechas sobre la "bondad" de los católicos, incluso entre los no-católicos como nosotros. A pesar de no estar de acuerdo con la doctrina de la Iglesia Católica, sin embargo nosotros reconocemos la importancia capital de su papel en nuestra historia como defensora de los valores éticos que in-forman (dan forma) a nuestra cultura judeo-cristiana, así como el mérito social que la acción de la Iglesia Católica ha desarrollado a favor de aquellas víctimas de la usura y la avaricia de la oligarquía internacional, que es, después de todo, la más interesada en destruir el catolicismo y la religión en general, ya que constituyen un grave obstáculo para el logro de su objetivo final: el de reducir los hombres a la condición de esclavos mecánicos.


Queremos resaltar, antes de que se produzca cualquier confusión, que al hacer la defensa de la Iglesia católica no defendemos en modo alguno la acción execrable de aquellos hombres que han olvidado las obligaciones más elementales del sacerdocio: el respeto al prójimo, especialmente al más débil, como es el niño huérfano, privado del afecto de una familia verdadera.


Uno de los aspectos que nos lleva a sospechar sobre la "buena voluntad" de estas noticias es que se centran exclusivamente en los casos de pedofilia del clero católico, cuando sabemos que lacra está presente en todos los ámbitos de la sociedad. La encontramos en todos los estratos sociales e incluso dentro de las familias. El pedófilo está, en principio, muy cerca de la víctima y tiene de antemano su confianza, es decir, no es un extraño; puede ser un padre, un tío, etc. Cuando se argumenta que, por su celibato, los sacerdotes serían más propensos al abuso sexual de niños, como de este modo e insistentemente se trata de justificar la tentación del abuso sexual, se olvida que el pederasta no es siempre un soltero y muchas veces es tenido como un ejemplar cabeza de familia, por tanto una persona aparentemente normal.

Otro detalle que sugiere que está en marcha una campaña de demolición contra el prestigio de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, es que las noticias sobre pedofilia en su seno aparecen como hongos que nacen cada mañana, mezclándose con el número de víctimas de los pedófilos que, al final, parecen ser tantos como un enjambre de abejas. Casi la totalidad de la jerarquía católica... Evidentemente que esto no disculpa a los autores de abusos sexuales. En efecto, las víctimas son muchas, pero los abusadores denunciados no son más que un minúsculo grupo. El mal, el mejor... Incluso, si tenemos en cuenta las estadísticas en los EE.UU., el número de víctimas en las instituciones católicas en comparación con las víctimas de otros ámbitos (sobre todo, en calendario escolar) hay que advertir que es mucho más alta la incidencia de estos casos delictivos en las instituciones no-católicas. En 52 años (desde 1950 al año 2002), por cada 157 casos de pedofilia, 1 solo caso se ha producido en el ámbito católico. Es un hecho, ¿no? Esta desproporción, por otra parte, muestra, en el caso norteamericano, que la pedofilia es un fenómeno social muy extendido, es decir, no se limita a un sector específico de la sociedad.

El caso de la Casa Pía de Lisboa también es ilustrativo, en cuanto a la caracterización del pedófilo. El orfanato estatal lusitano, fundado a finales del siglo XVIII por el Intendente de Policía Pina Manique, hombre de la confianza del marqués de Pombal, es toda una asquerosa red pedófila a descubrir y reúne más casos de abusos sexuales contra menores que los que, recientemente y por los medios de comunicación de masas, se le imputan a la Iglesia Católica con el propósito de desprestigiarla. Están encausados por los fiscales diez sospechosos, incluyendo un cómplice; pero, sin embargo, hay quienes sostienen que el "libertinaje sexual" que existía en la institución involucraría a muchas personas más, entre ellas peces gordos, que se remontan a la década de los 80 del siglo XX. Muchas de las víctimas, ahora adultos, no están dispuestas a pasar por el tormento de las investigaciones policiales y, menos aún, por la vergüenza pública a la que son sometidos los "putos de la casa pía" directamente involucrados en el proceso. Habrá que resaltar, en pro de la verdad, que no todas las denuncias serán auténticas. Algunas personas aprovechan estas ocasiones para chantajear a otras. De ahí que sea tal vez muy complicado determinar hasta qué punto llega la verdad de estos hechos denunciados y cuándo comienza la mentira… Ora de una parte, ora de la otra. Señálese también que problemas de la sexualidad, tales como la sodomía y otros, siempre se produjeron en los internados, incluso entre los alumnos internos, por más que fuesen duramente reprimidos, dejando huellas indelebles para el resto de la vida.

El furor anticlerical del lobby laicista llega hasta tal punto que resucita viejos casos, como el de Padre Lawrence Murphy que, pese a remontarse al año 1975, se esgrime para atacar al actual Papa e insidiosamente, por esta vía, acosar a la Iglesia Católica Apostólica y Romana. El 25 de marzo de este año, el prestigioso New York Times publicó un artículo que acusa a Benedicto XVI de encubrir presuntamente al sacerdote de Milwaukee en 1995, cuando el Papa era todavía Cardenal y responsable de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Es preciso tener mucho odio contra el catolicismo para, después de 35 años de haber pasado ese episodio, venir a plantear este asunto de nuevo. La denuncia es tanto más hostil cuando consideramos que sus propaladores ignoran que ese organismo eclesiástico –la Congregación para la Doctrina de la Fe- tiene una función específica, la de controlar las desviaciones doctrinales (las herejías), pero no se encarga de los casos de disciplina que competen al Derecho Canónico, como serían los casos en que los clérigos rompen el voto de castidad al que están obligados. También se silencia, en el caso referido, que dicho sacerdote fue exonerado por casualidad por el Derecho Civil, dado que no se encontraron pruebas de haber cometido ningún acto pedófilo con los niños sordos que tutelaba. También se omite que la jerarquía católica tenía bajo vigilancia a este sacerdote, pero no tanto por la sospecha de sus desviaciones sexuales, como por sus desviaciones doctrinales. Fue por este motivo, y sólo por esta razón, que el entonces Cardenal Ratzinger, en 1995, sancionó a Lawrence Murphy, limitándole luego en sus funciones pastorales. Cuatro meses después de la sanción, Murphy murió. No creemos que el diario neoyorquino -el New York Times- desconozca estos hechos de modo tan palmario como para no exponerlos a la opinión pública. De ello se desprende que existe mala fe y, de ahí, que hacemos bien si pensamos que está puesta en marcha toda una campaña de difamación, articulada a escala mundial, contra la jerarquía católica.

Y es comprensible. El actual Romano Pontífice, en consonancia con los principios de la Iglesia Católica, ha desarrollado una tenaz resistencia contra las propuestas contra-natura y destructivas que vehiculan las organizaciones laicas, las mismas que apuestan por imponer una visión pansexualista y hedonista de la sociedad, reduciendo al hombre a su condición zoológica mientras niegan su dimensión espiritual. Tales organizaciones laicistas no surgen obviamente de la nada, por “generación espontánea”, ni viven del aire. Fueron creadas y son apoyadas por fundaciones que se dicen filantrópicas, como las de la familia Rockefeller. Los intereses financieros de las mismas están vinculados a una tupida red de sectores económicos, que van desde la Banca, pasan por el petróleo, por la industria farmacéutica, la armamentística, etc. y, claro es, no dejan al margen los medios audiovisuales, los cuales cumplen una agenda dictada por la Elite Global a la cual sirven y pertenecen.
Además, quienes postulan que la humanidad debe ser reducida a 1/3 de la población actual y contribuye a la miseria de millones de seres humanos, no pueden ver con buenos ojos la actividad caritativa de la Iglesia Católica Apostólica y Romana que, precisamente ahí: en las zonas donde la pobreza es más lacerante, realiza una ímproba labor a favor de los más necesitados, en el mismo lugar donde la Elite Global explora y maneja la riqueza del subsuelo que pisan esos pueblos empobrecidos por la misma Elite Global.

Hay, por tanto, una intención en este tipo de noticias, que va mucho más allá del deseo de informar… Si así fuese, no omitirían los sucesos de abusos sexuales que se producen en otras instituciones que no son la Iglesia Católica. Para ponderar equilibradamente la responsabilidad de la Iglesia Católica en la pedofilia, deberían ser referidos los procesos civiles y canónicos que han sido instruidos contra los clérigos, acusados de abuso sexual de menores, el resultado final de los mismos procesos, y no publicar tan sólo las denuncias que pueden no ser verdaderas, como bien sabemos que ocurre con este género de procesos penales.

FUENTE ORIGINAL DE LA TRADUCCIÓN: PRAVDA

Traducción: Manuel Fernández Espinosa

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