jueves, 5 de marzo de 2015

EL ARCAICO EPISCOPADO DE TUCCI Y SUS SANTOS





LA REMOTA DEVOCIÓN A SANTA COLUMBA: DILUCIDACIÓN HISTÓRICA

Manuel Fernández Espinosa


Vaya por delante y siempre, el nombre de nuestro Maestro el Padre Recio, aquel seráfico vallisoletano que nos devolvió con su sabiduría nuestras raices. Sin su magisterio, muy pocas cosas podríamos adelantar sus discípulos. 




Tucci (nuestro actual Martos) fue sede episcopal en edad muy temprana. La romanización de nuestro territorio fue terreno fértil para la propagación del cristianismo. El primero de los Obispos de Tucci de quien hay constancia fue Camerino, contemporáneo de Ossio de Córdoba, al que el Padre Maestro Flórez suponía que se le consagró allá por el año 296, por registrarse su nombre y diócesis en el Concilio de Iliberis: Camerino conoció el tiempo de las persecuciones romanas. Lo fragmentado y parco de las informaciones que nos transmiten aquellos antiquísimos concilios nacionales y los monumentos epigráficos, no menos fragmentados y dispersos, nos sirven de poco para reconstruir la historia de los primeros pasos del cristianismo en nuestra comarca. Pero la envergadura de las lápidas halladas y el estudio de sus inscripciones epigráficas nos ofrecen una ligera idea del enraizamiento del cristianismo en nuestra tierra durante las primeras centurias.
 
Entre los santos que Tucci veneraba (posiblemente tenía consagrados sus templos a ellos), figura entre los vestigios una inscripción que cita a Santa Columba (y a San Cipriano). Esta lápida de la que dan cuenta muchos, entre ellos el P. Castillejo y el P. Lendínez, dice:
 
"...VICTORIA ET CUSTODIA SUNT SANCTAE COLUMBAE RE... POPULI CUM GAUDIO EST SANCTO MARTIRI S. CIPRIANO. AMEN."
 
En lo que concierne a Santa Columba la cuestión plantea muchos problemas y, particularmente, para nuestra cuestión que es la de identificar la santa que veneraban en Tucci, un interrogante.
 
La Iglesia Católica venera a cuatro santas con el nombre de Columba:
 
-Santa Columba de Sens
 
-Santa Columba de Cornualles
 
-Santa Columba de Roma
 
-Santa Columba de Córdoba
 
¿Cuál de ellas recibía veneración en Tucci?
 
Por si ello fuese poco problema, resulta que Santa Colomba también es conocida en otras regiones hispanas como Santa Comba o Santa Coloma. En Galicia, Santa Comba es la patrona de las brujas. Así, la iglesia de Santa Comba de Bande (Orense); en Cataluña, tenemos el pueblo de Santa Coloma de Gramanet, que en el topónimo incluye a Santa Colomba bajo su forma catalana de "Coloma".
 
Vamos, muy resumidamente, a aclarar un poco esta cuestión un tanto enredada.
 
-Santa Columba de Sens nació en Hispania y, víctima de la persecución decretada por Aureliano, fue martirizada en Galia allá por el año 273. En Francia tiene bastante arraigo y se la conoce como Santa Columba de Sens o Senoense.
 
-Santa Columba de Roma fue una niña que sufrió el martirio con sus padres en la persecución de Diocleciano (año 303) y sus reliquias fueron depositadas en las catacumbas de San Calixto de Roma.
 
-Santa Columba de Cornualles recibe veneración especial en países celtas. Se supone que era hija de reyes paganos, convertida al cristianismo y por ello martirizada en el siglo VI.
 
Santa Columba de Cornualles puede ser descartada en lo que toca a identificarla con la Santa Columba de la lápida marteña, debido -entre otras cosas- a que su figura está envuelta en algo que parece más leyenda (incluso con resonancias artúricas). Queda decidirse, pues, por Santa Columba de Sens o Santa Columba de Córdoba o Santa Columba de Roma.
 
Según el P. Juan Lendínez (que escribió, recordemos, en el siglo XVIII) la Columba cuyo nombre está grabado en una de las lápidas tuccitanas es Santa Columba de Córdoba, cristiana mozárabe que vivía en Córdoba y que, como monja que era en el monasterio de Tabanos, fue decapitada por el califato cordobés en el año 853; su cuerpo, se refiere, fue arrojado al río Betis. Lendínez pensaba que las reliquias recuperadas de Santa Columba de Córdoba habían venido a parar a Tucci y así lo declara: "A esta villa de Martos -escribió Juan Lendínez- tocó parte de tan sagrado tesoro, según una inscripción antigua del tiempo de los cristianos mozárabes, que fue llevada de la Capilla que llaman de los mártires -que es la primera de la iglesia de Santa Marta [de Martos] por el lado de la epístola- y colocada en la pared de la cárcel donde hoy se halla".
 
Por otra parte, el P. Recio Veganzones corrigió al P. Lendínez fechando la inscripción en los siglos VI-VII, esto es: con anterioridad a los mártires cordobeses, por lo que termina concluyendo:  "Para nosotros, por tanto, los santos S. Cipriano y la santa Columba, son el obispo de Cartago y la mártir Columba, no de Córdoba, sino de Sens del siglo IV, a los cuales la ciudad de Martos atribuye, junto con la ayuda de Cristo Salvador nuestro, el haber sido defendida del enemigo agresor que la tuvo bajo su mando. Por tanto, se trata, no de una inscripción de reliquias de mártires mozarábigos, sino de dos santos que, con toda probabilidad, tuvieron sendos templos en la antigua sede Tuccitana."
 
Lo interesante del caso es que existen iglesias dedicadas a Santa Columba (también llamada Santa Coloma) en Nájera (La Rioja) y en Arciniega (provincia de Álava). Aunque las tradiciones eclesiásticas de estos lugares refieren a Córdoba, como origen de su devoción a Santa Columba, se ha abierto la hipótesis de que no se trata de la cordobesa, sino de Santa Columba de Sens, alegando influencias provenientes de Francia. Aunque no puede descartarse esa hipótesis, tampoco debiera desdeñarse a la ligera que -tal y como afirman las tradiciones eclesiásticas- las reliquias y devoción de Santa Colomba de Córdoba llegasen al norte peninsular, justamente de la mano de los mozárabes que abandonando tierras andaluzas, se añadieron a la columna expedicionaria de Alfonso I el Batallador de Aragón: estos mozárabes fueron asentados por Alfonso el Batallador en sus dominios, concediéndoles el Fuero de Alfaro; y ellos pudieron ser el foco desde el que se propagara la devoción a la mártir cordobesa en el norte.
 
Por último, no quisiéramos dejar pasar la ocasión para evidenciar que el nombre "Columba" corresponde al de "paloma" en castellano. En las cuatro santas que se nombran así se haya la coincidencia de haber sido martirizadas (en distintas circunstancias, fechas y lugares) a una edad muy temprana de sus vidas. Santa Columba de Roma era una niña cuando la martirizaron. Santa Columba de Sens era virgen cuando la martirizaron y podemos suponer que joven. Santa Columba de Córdoba era monja y también joven. La leyenda hagiográfica de Santa Columba de Cornualles alude a la aparición de una paloma (Espíritu Santo) que fue la que causó su conversión al cristianismo.
 







En cuanto a la identidad de la Santa Columba que los tuccitanos veneraban creemos que lo más sensato es descartar a Santa Columba de Cornualles y a Santa Columba de Córdoba. La tesis del P. Recio Veganzones es bastante convincente, en virtud de la consideración que el P. Recio hace de los caracteres de la inscripción marteña. Pero, tampoco tendríamos que descartar que la Santa Columba que se veneraba en Tucci podría ser la Santa Columba de Roma. Pues, si como afirma el P. Recio, el San Cipriano que acompaña en la inscripción a Santa Columba es San Cipriano de Cartago, (martirizado el año 258) no vemos imposible que en Tucci se rindiera devoción a una mártir romana, confirmándose así las dos vías por las que llega a Hispania el cristianismo: Roma y el norte cristiano de África (Los orígenes de la España cristiana). Lo que remontaría la inscripción a los tiempos del obispo Camerino (consagrado obispo el año 296) y esto no es descabellado, habida cuenta de los magníficos vestigios que han sido descubiertos y están por descubrir bajo nuestro suelo, como el sarcófago paleocristiano de Martos o la inscripción correspondiente a uno de los capiteles de pilastra que formaban el baldaquín de un baptisterio tuccitano, conservado y estudiado por el P. Recio y que decía:
 
"PANDITUR INTROITUS, SACRATA LIMINA CH(RISTI)
CVRRITE CERTATIM; GENTES POPULOQ(VE) VE(NITE)
ET DONANTE DEO SITIENTES SUMTE VI(TAM)".
 
"La entrada está abierta a los sagrados dinteles de Cristo,
Corred a porfía, naciones y pueblos, venid,
y con la gracia de Dios, recibid, sedientos, la vida".
 
Hermosísimo mensaje con el que eran recibidos a las aguas bautismales aquellos de nuestros más remotos antepasados en la fe, los mismos que fueron bautizados en la misma tierra que es nuestra: estas tierras tuccitanas. 
 

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