lunes, 7 de septiembre de 2015

LA VIRGEN DE CONSOLACIÓN, LA VIRGEN DEL PARÁCLITO

Fotografía de la original
Sagrada Imagen de Nuestra Señora de Consolación,
desaparecida en 1936.


CONSIDERACIONES EN TORNO A LA ADVOCACIÓN DE NUESTRA PATRONA


Manuel Fernández Espinosa
 
 
En vísperas de la romería de Nuestra Señora de Consolación no quisiera que pase la oportunidad de considerar aquí el nombre que recibe la Virgen María en nuestra advocación local. Es algo a lo que tal vez estamos tan familiarizados los tosirianos que, muchas veces, se nos pasa por alto el profundo significado que se encubre bajo el nombre que María Santísima ostenta en su advocación de Consolación.

Sin embargo, aunque estamos familiarizados con su nombre de Consolación, notamos que este nombre mariano no es frecuente imponerlo a los niños que se bautizan en nuestras parroquias. Ya sabemos que eso de poner nombres de pila va últimamente por modas, pero constatamos que ha decaído bastante la costumbre de nombrar a las niñas tosirianas con el nombre de Consolación (buena forma de rescatar esto podría ser la de añadir el nombre de Consolación a los nombres de varón: José de Consolación, Antonio de Consolación...). Cuando se ha tenido la suerte de estudiar los libros de nuestros archivos parroquiales, tanto de la Iglesia Parroquial Mayor de San Pedro Apóstol como de la Sacra Parroquial de la Inmaculada Concepción de Santa María, puede verse que en otras épocas no era tan insólito como hoy lo parece que Consolación fuese el nombre de pila de las tosirianas.
 
Pero no es esta cuestión la que demanda nuestra atención. Lo que queremos es profundizar en el significado de "Consolación". La advocación como tal tiene un vínculo antiguo con la tradición de la familia espiritual agustiniana, como tuve ocasión de mostrar en el artículo LA SAGRADA CORREA DE SANTA MÓNICA Y SAN AGUSTÍN. En nuestra Diócesis de Jaén nuestra Virgen de Consolación no es la única que lleva este nombre, también podemos encontrarla en la Patrona de Castellar de Santisteban y, en Andalucía, la hallamos también en la Patrona de Utrera (Sevilla).

La talla original de nuestra Virgen de Consolación fue descubierta en 1458 y, hasta donde se nos alcanza, lo fue en una cueva; según lo recoge fray Juan Lendínez: "prezedió revelación del sitio en que estaba oculto su Divino thesoro; que fue a medio quarto de legua de la Población por su parte Occidental. Cabaron en el sitio, y hallaron en una cueba subterránea la ymagen Sagrada" (transcribo el pasaje respetando la grafía de fray Juan Lendínez).
 
Fray Juan Lendínez no ofrece una explicación de las razones que justificarían que se eligiera la advocación de Consolación, pero dice: "con su hermosísimo rostro llenó de Consolación los corazones christianos... en esta sagrada Imagen tienen los fieles de la Villa el recurso para todas las aflicciones de la vida; como los Pueblos vezinos, esperimentando el Divino favor. Creese ser esta Sagrada Imagen una de las que ocultaron los christianos muzárabes en el año de 1124, en que pasaron al destierro de África".
 
No sabemos la razón por la cual nuestros antepasados escogieron el nombre de Consolación. Según apuntan algunos la Virgen se denominó en un principio Virgen de la Cueva (pero ignoramos la fuente en que se basan para esto, pudiendo ser transmisión oral). También hubieran podido escoger el nombre de Visitación, dado que -como pude mostrar en las páginas de ÓRDAGO- la fiesta de Nuestra Señora de Consolación se celebraba por el día de la Visitación, como así se desprende de los frescos góticos que hoy pueden verse, muy deteriorados por desgracia, en la actual sacristía que fue la ermita primitiva y consta, en los libros parroquiales, que todavía en el siglo XVIII referían nuestra Virgen de Consolación a la Festividad de la Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel. Lo que merece destacarse es que muy tempranamente se impone la advocación de Consolación, relegando -en caso de haberse llamado así en su origen- el que pudo tener de Virgen de la Cueva y no sabiéndose que jamás se llamara de la Visitación. Para explicar que se denominara Consolación se alude a que así la llamaron por hallarla como "consuelo" en las mortandades que producían las epidemias y las guerras del siglo XV. Pero, como digo, poco se puede tener claro en esta cuestión.
 
Consolación deriva del latín "consolatio, -onis" y su significado es "acción y efecto de consolar" y, etimológicamente, el verbo "consolar" ("consolari" en latín) puede analizarse en su origen indoeuropeo: "con-" que es un prefijo que indica unión y "solari" que viene a significar "favorecedor". Tampoco habría que descartar que en "solari" podemos descubrir la presencia de la palabra "sol". Los herejes cátaros tenían un sacramento que se denominaba "Consolamentum" y algunos de los estudiosos de este fenómeno han propuesto la etimología de "con el sol".
 
Sería el filósofo Boecio (nacido en Roma aproximadamente el año 480 y ejecutado en Pavía allá por el 524 o el 525) el que en prisión redactaría uno de los libros que incluirían el nombre de Consolación: el "De consolatione philosophiae". En este libro, su autor nos presenta a la Sabiduría que se le aparece para aliviarle en la tribulación que padece en la cárcel. "De consolatione philosophiae" es un libro muy solicitado a lo largo de todas las épocas y León XIII llegó incluso a aprobar el culto que en Pavía se le profesa a Boecio como mártir de la fe cristiana. El "De consolatione philosophiae" debiera ser considerado como una de las inspiraciones para denominar a la Virgen María como Consolación, en virtud de corresponderle a Ella el título de "Sedes sapiéntiae" (Trono de Sabiduría) como se le invoca en la Letanía Lauretana. Cristo, Sabiduría Encarnada, tiene en la Virgen María su Sede, su Trono. También, en dicha Letanía Lauretana, se la invoca a María como "Consolátrix afflictórum" (Consoladora de los afligidos).
 
Pero para entender el profundo significado de la Virgen en su advocación de Consolación tenemos que ir sin ninguna duda al Espíritu Santo.
 
La tradición bimilenaria de la Iglesia ha otorgado al Espíritu Santo algunos nombres que la teología llama "apropiados", como son: Espíritu Creador, Huésped del Alma, Sello, Unión, Beso, Fuente Viva, Fuego, Luz Beatísima, etcétera... y uno de los primeros y más acrisolados que se dan, en el mismo Nuevo Testamento, es el de Espíritu Paráclito. Es el mismo Jesucristo Nuestro Señor el que lo llama así, como puede comprobarse en Juan 14, 16 y 26; 15, 26; 16, 7. Aunque muchos teólogos han interpretado "Paráclito" como maestro por decirnos Jesucristo: "os enseñará toda verdad" (Juan 14, 26), "Paráclito" es en griego "Parakletos" que significa lo que en latín "Consolator"... Espíritu Consolador. Tenemos así que es el Espíritu Santo, fuente de toda sabiduría y consuelo, el que está operando a través de María Santísima en su advocación de Consolación.
 
Desde los orígenes de su segunda época, desde el hallazgo de la Virgen de Consolación en 1458, ésta devoción condensa tres grandes misterios teológicos:
 
-Fue descubierta en una cueva, muy posiblemente -como apunta fray Juan Lendínez- ocultada por los mozárabes que fueron duramente reprimidos tras la expedición de Alfonso I el Batallador (véase mi conferencia: LA RECONQUISTA PERMANENTE). Como imagen sagrada de la Madre, Nuestra Señora de Consolación nos remite a la Mater Telúrica, con un profundo sentido religioso de autoctonía: los hijos de la tierra nacen de la tierra que es su Madre. Pudo llamarse Virgen de la Cueva.
 
-Fue celebrada en la festividad de la Visitación de María a su prima Santa Isabel. Y el episodio de la Historia Sagrada en que se refiere esta visita no es sólo el episodio histórico de la misma, sino que, como todo lo verdaderamente religioso, en la Visitación de María a Santa Isabel encontraron nuestros antepasados (tenemos nosotros que reencontrarlo) el paradigma ejemplar de la merced que nos hizo la Virgen María "visitándonos" en 1458, para indicarnos el lugar en que habían ocultado su talla, para librarla de la profanación, los cristícolas que sufrieron la tiranía musulmana.
 
-Es Consolación, por serla de los afligidos, por ser Trono de Sabiduría, puesto que la Sabiduría es la mayor de fuente de Consolación. Y es Consolación como vía privilegiadísima de la acción de Dios Espíritu Santo Paráclito y Consolador.

 

sábado, 5 de septiembre de 2015

EL SUPERVIVIENTE TOSIRIANO DE LA MASACRE DE DAR QUEB DANI

 


Miguel Cañada Moreno



 

LA TRAICIÓN DE LOS OFICIALES
 
 
Manuel Fernández Espinosa
 
 
Nació en Torredonjimeno y se llamaba Miguel Cañada Moreno. Allá por el tórrido mes de agosto de 1919 había sido reclutado y fue enviado a África, donde se libraba una crudelísima guerra contra el Moro. Este tosiriano fue uno de los pocos españoles supervivientes que pudieron contar el episodio de la matanza de Dar Queb Dani, sin deber su salvación a la traición -como los oficiales que vamos a ver a continuación.


El Coronel de Miguel Cañada Moreno fue el traidor Silverio Araújo Torres que a la luz del Informe Picasso fue condenado y posteriormente, como la mayoría de los culpables, se vio indultado, lo que era un escándalo por la impunidad en que quedó él y los señoritos que con él formaban parte de la oficialidad de dicho destacamento.


La posición de Dar Queb Dani estaba sitiada por los rifeños. Un destacamento español, del que formaba parte Miguel Cañada, está bajo las órdenes del Coronel Araújo Torres. Aráujo era a su vez el jefe de mayor rango de entre los oficiales de la posición. El cobarde Silverio Araújo Torres decide, después de debatirlo con sus oficiales, rendirse y pagar 5.000 pesetas a los rifeños para que los sanguinarios hijos de las cabilas le perdonen la vida a él y a sus oficiales. Se hace un arreglo con un emisario moro y los oficiales abandonan el puesto, después de ordenar a su tropa que abandonen las armas.


Los soldados españoles obedecen a sus mandos. La morisma asalta la posición. Y pasa a cuchillo a casi toda la guarnición, abandonada por sus jefes, mientras que se les respeta la vida a los oficiales que compraron su pellejo. Los oficiales asistieron al asesinato brutal y horrible de sus hombres, sin hacer nada por ellos, faltando al honor militar. Así dice el informe de lo sucedido:

Tras parlamentar con el jefe de los sitiadores y habiéndole hecho entrega del dinero, se ordena a la tropa que abandone las armas, momento que aprovechan los harkeños para lanzarse sobre los indefensos soldados, matando a unos 900, pero conservando la vida de unos treinta oficiales que no han hecho nada para defender a sus hombres.”

Y el informe resalta que los oficiales se marchan: “porque ya nada tienen que hacer allí”. Miguel Cañada Moreno salvó la vida sin que sepamos de qué manera pudo escapar a las gumías moras. El miserable Silverio Araújo y su oficialidad escapó con vida y más tarde, tras instruirse la investigación, Araújo fue indultado.

 

NOTA: Es un resumen de un artículo más denso del mismo autor, publicado en la Revista Cultural ÓRDAGO de Torredonjimeno (Jaén).