jueves, 24 de noviembre de 2016

CIEN AÑOS DE SAN JOSÉ DE LA MONTAÑA EN TORREDONJIMENO

La Puerta de Jaén, con la torre campanario de la iglesia de San José de la Montaña de Madres de Desamparados



NOTAS PARA UN CENTENARIO RELIGIOSO LOCAL

Manuel Fernández Espinosa


Allá por 1883, mientras se construía el Asilo de San José para huérfanas en Ronda, la Beata Madre Petra de San José que estaba allí recibió una carta de Andújar que le proponía que su congregación se encargara de un asilo. Cuando Madre Petra pudo acudir, con todos los trabajos apostólicos que llevaba adelante, lo hizo y la congregación terminó instalándose en el antiguo convento de San Juan de Dios. Se inauguró la vida de esta congregación en Andújar el 31 de enero de 1885. Las Madres de Desemparados con sede en Andújar vinieron a Martos a finales de 1886 y aquí entablaron relación con Doña Dolores Escovedo y Callejón, Marquesa de Blanco-Hermoso. Esta tan piadosa señora invitó a Madre Petra a abrir nuevo asilo para ancianos desemparados en su propia casa (antigua calle Triana, nº 2, de Martos; hoy calle Dolores Escovedo); se inauguró en Martos ese asilo el 4 de noviembre de 1887 y una Madre Fundadora y una Marquesa lo inauguraron lavando los pies de los ancianos y se cuenta que los pobres marteños se decían entre sí: "Casi ná... Una madre fundadora y una marquesa". Se da el curioso caso de que, según tradiciones familiares de los Escovedo, la Marquesa había escuchado a sus mayores decir que el predicador y taumaturgo capuchino, Beato Fray Diego José de Cádiz, habiendo estado en esa misma casa allá por la segunda mitad del siglo XVIII le había dicho a sus moradores, ancestros de la Marquesa, que "Algún día esta casa pertenecerá a una Congregación religiosa que todavía no está fundada".

A Torredonjimeno llegan un poco más tarde y lo hacen de la mano de la virtuosa señora Doña Amparo Padilla Gómez (descendiente coletaral del famoso General Gómez). Amparo Padilla (que hasta hace poco tenía dedicada la calle La Muela a su nombre) nació en Torredonjimeno en 1877y murió bastante joven en Madrid el año 1906 a los 29 años. Como señora de espléndido patrimonio y honda fe religiosa dejó mandado en su testamento muchas donaciones a la Iglesia: sus joyas fueron por expreso deseo suyo empleadas para hacer el precioso Corazón de la Virgen de los Dolores, poniéndolo por obra sus herederos D. José María Gallo y Begué, su viudo, y D. Francisco Padilla, su abuelo. En el testamento de Doña Amparo también se mandaba que se edificara un hospital para enfermos pobres o un asilo para ancianos desamparados.

Para realizar la última voluntad de Doña Amparo se constituyó una Junta de Patronato, compuesta por León Martínez Poyatos, Juan Pardo Navarro, Antonio Sánchez de Alcázar Ruiz y Francisco Font Navas.    


Aspecto parcial de la iglesia y parte de la entrada al colegio y residencia de ancianos

El día 7 de enero de 1917 la Reverenda Madre Trinidad, con la ayuda de la Rvda. Madre Clara, Vicaria General de la Congregación, fundaban nuestro asilo dándole el nombre de Nuestra Señora de los Desamparados. En los primeros años de esta institución se atendía a 60 ancianos, mujeres y hombres, pobres de solemnidad. Otra señora de Torredonjimeno, Doña Maria de Santamaría y Garbea impulsó, en paralelo, una escuela para niños y niñas, regida por las mismas hijas de Madre Petra que ya cuidaban a los ancianos: se empezaba de este modo el que hoy es nuestro Colegio de San José de la Montaña. 

Más tarde, D. Manuel Gutiérrez Ortega que sería alcalde de Torredonjimeno, durante la Dictadura del General Primo de Rivera (1924-1930) vino a sufragar con su propio dinero la construcción de la Iglesia-Capilla de San José de la Montaña, que se inauguraría el 30 de diciembre de 1930. Según Alfredo Ureña Uceda, la concepción arquitectónica que se plasmó es de un "eclecticismo entendido en sentido estricto como reinterpretación y combinación de estilos arquitectónicos historicistas, como son el neogótico, el neomudéjar y el neobarroco". El neomudéjar quedaría patente en la fachada y torre campanario, con ladrillo visto y cerámica vidriada; el neobarroco se mostraría en la cúpula que evoca la arquitectura barroca levantina y el neogótico en la estructuración interna del templo.

No queremos tampoco dejar de hacer constar que el generoso alcalde que con su dinero erigió la iglesia fue fusilado por los milicianos del Frente Popular en Mancha Real, canjeándose él mismo y voluntariamente por un compañero de prisión, padre de familia numerosa, que daba la coincidencia de tener el mismo nombre y apellidos que nuestro viejo alcalde; como San Maximiliano Kolbe haría años más tarde en un campo de concentración.

Por último, no quiero terminar estas notas sin señalar uno de los cabos sueltos que está por investigar. Cuando hace 17 años publicamos a título póstumo parte de las memorias de D. Juan Montijano Chica, leímos (y publicamos; hasta ese entonces estaba inédito) unos renglones que siempre nos han dejado con más ganas de saber sobre el particular. D. Juan Montijano había sido nombrado Capellán del Asilo de San José de la Montaña por el Obispo, desempeñando este ministerio desde el 1º de Enero de 1922 al 10 de Enero de 1925, su trato con la institución le posibilitó ser confesor de una joven que había sido trasladada al convento de San José de la Montaña. Nos lo cuenta D. Juan Montijano con estas palabras:

"Me cogió de lleno, durante casi dos años y medio, la estancia en el Asilo de una joven, Eudosia Pérez, natural de un pueblo de Burgos, que fue enviada al Asilo, por la Reverendísima Madre General, que conocía los fenómenos místicos de aquella joven extraordinaria, a la que yo dirigí durante mi estancia en el Asilo y, posteriormente, por medio de cartas.

Hago una pausa en este asunto porque los fenómenos místicos y virtudes heroicas de aquella joven, que después fue Religiosa de la misma Institución, fueron tan extraordinarios, y fui testigo de muchos de ellos, que me inclino a no decir nada de ello en este escrito sino escribirlo en documento aparte que tengo propósito de hacer".

No sabemos si D. Juan Montijano pudo escribir aquella relación que aquí expresa tener intención de hacer y con la que pudiera haber arrojado más luz sobre este asunto, testimoniando más al pormenor lo que en sus memorias apuntaba; si lo escribió, tampoco sabemos el paradero de ese documento, dada la dispersión de los papeles de D. Juan. Sí que sabemos, por tradición oral que nos transmitió el mismo D. Juan Montijano en persona, que esa mística burgalesa que vivió en la congregación tosiriana vino a vaticinar, al igual que Beato Diego José de Cádiz hiciera en Martos, que en un futuro, cierto día en que el pueblo estaría de fiesta y se oirían los cohetes estallar, vendrían al pueblo unas monjas cuya institución religiosa no estaba todavía fundada. Y, en efecto, el 26 de septiembre de 1987, Festividad de los Santos Patronos Cosme y Damián, las Reverendas Misioneras del Padre Nuestro recibían de manos de las  Religiosas Felipenses (que hasta el día lo habían regido) la Fundación Benéfico-Docente de Nuestra Señora del Pilar para atender niños, fundada por Doña María Gloria Gallo Fuentes en la calle Parras Bajas. La Obra de las Reverendas Misioneras del Padre Nuestro se había constituido el día de San Lucas de 1975 en Córdoba, fundada por Luisa de la Vega Llorente, María del Carmen Almagro Recio y María de la Piedad Sepúlveda Sáiz y el Excmo. y Rvdmo. Sr. Dr. D. José Antonio Infantes Florido, Obispo de Córdoba, les concedió el reconocimiento y aprobación de la Autoridad Eclesiástica el 18 de Octubre de 1981

El día que llegaron las Misioneras del Padre Nuestro era fiesta en Torredonjimeno: San Cosme y San Damián: que cada cual piense lo que quiera, pero eso es lo más parecido a lo que reveló la Madre Eudosia Pérez décadas y décadas antes, según testimonio de D. Juan Montijano.    


D. Manuel Gutiérrez Ortega, alcalde de Torredonjimeno, martirizado en Mancha Real en 1936
El próximo 16 de diciembre de 2017, la comunidad de Madres de la Residencia de Nuestra Señora de los Desamparados y del Colegio San José de la Montaña celebrarán con una Eucaristía estos cien años intensos de servicio a Dios y a la comunidad. Presidirá, Dios mediante, la Santa Misa de acción de gracias el Monseñor Amadeo Rodríguez, Obispo de Jaén.

Nosotros modestamente hemos querido reconocerles y agradecerles todo lo que en estos años han hecho por Torredonjimeno.



BIBLIOGRAFÍA:

Llácer de San José, María Virginia y Martín de San José, Blandina, "Sobre la piedra. Breve biografía de la Madre Petra de San José Pérez Florido. Fundadora de la Congregación de Madres de Desamparados y San José de la Montaña", Valencia, 2001.

Martínez Rojas, Francisco Juan, "Aproximación a la Historia de la Iglesia en Jaén", Obispado de Jaén, Jaén, 1999.

Revista DON LOPE DE SOSA, número del año 1918.

Ureña Uceda, Alfredo, "Patrimonio Arquitectónico y urbanismo en Torredonjimeno: desde los inicios de la Edad Moderna hasta la actualidad", Instituto de Estudios Giennenses, Diputación Provincial de Jaén, Jaén, 2008.

Gómez López, Luis y Fernández Espinosa, Manuel, "La Victoria. Revista de la Parroquia de Santa María", número 14, 1998.

Gómez López, Luis y Fernández Espinosa, Manuel, "La Victoria. Revista de la Parroquia de Santa María", número 15, 1998.

Montijano Chica, Juan, "Recuerdos de mi vida (1899-1925)", publicada en la Revista ÓRDAGO, número 4, Enero del año 2000. 

viernes, 11 de noviembre de 2016

EL FRAILE DE JÓDAR QUE FUE LA PESADILLA DE ERASMO DE RÓTERDAM


Erasmo de Róterdam


UNA AGRIA Y FEBRISCENTE POLÉMICA ENTRE HUMANISTAS


En su cumpleaños, a mi amiga Doña Pilar Badiola Aldarondo



Erasmo de Róterdam (1466-1536) ha pasado a la historia europea como poco menos que un adalid de la tolerancia y el buen sentido, sin embargo su actitud humana (y la de sus secuaces) dejaba mucho que desear por mucho que sea uno de los humanistas más sobresalientes de su época.

En España existió un movimiento erasmista, como puso de manifiesto el libro "Érasme et l'Espagne" de Marcel Bataillon (1937), pero si bien hubo erasmistas y hasta se alega como timbre de gloria, menos se sabe que también hubo una fuerte oposición al erasmismo y, en lo que concierne para nosotros los de Jaén, el timbre de gloria es que si hubo alguien que sacaba de quicio a Erasmo fue un paisano nuestro, el galduriense Fray Luis de Carvajal. Menéndez y Pelayo equivocó su naturaleza, llevado de la nombradía que la rama Carvajal adquirió en Extremadura: "Aunque Fray Luis de Carvajal se llama a sí mismo bético, su apellido induce a creer que era extremeño más bien que andaluz" -escribió D. Marcelino y con ello cometió uno de sus pocos errores.

Según Nicolás Antonio, aunque era heredero legítimo de los Marqueses de Carvajal Ossorio que tenían su señorío en Jódar, Fray Luis de Carvajal renunció a su patrimonio y se vistió con la piel seráfica de los hijos de San Francisco de Asís, conservando del esplendor de su linaje tan solo el escudo heráldico que ponía al frente de todos sus libros. Nació nuestro humanista en Jódar el año 1500 aproximadamente y se formó en las universidades de Salamanca y Alcalá de Henares, aquí estudió en el Colegio de San Pedro y San Pablo, fundado por el mismo Cisneros, y remató sus estudios en la Universidad de París, obteniendo el grado de Maestro para con él retornar a Salamanca allá por 1528.

Erasmo que vivía en un país muy distinto de la España reformada por Cisneros, atropellaba el honor de los frailes con sus dicterios, vilipendiando la corruptela de costumbres que podía afectar, bien es verdad, a los malos frailes que Erasmo estaba acostumbrado a ver en su país, pero en España eso sobraba: la ignorancia y los vicios habían sido erradicados con mano firme por la eficaz intervención reformadora de Cisneros y de sus continuadores. En 1528, Fray Luis de Carvajal, no soportando por más tiempo las injurias erasmistas a su orden religiosa reaccionó y lo hizo con su libro "Apologia monasticae religionis diluens nugas Erasmi", con él impugna los topicazos con que Erasmo vapuleaba a los frailes y que se convertirían en clichés anticlericales de todos los tiempos: que la vida religiosa era una falsa piadad, que eran incultos y glotones y que, para mayor morbo, pecaban de lujuriosos contra el voto de castidad que se habían comprometido a mantener.

La "Apolologia monasticae..." provocó en Erasmo una reacción inmediata: que un oscuro fraile de Jódar osara enmendarle la plana a él que se tenía como faro del humanismo europeo no tuvo que sentarle nada bien al de Róterdam y bien puede verse en los calificativos que le endosa a nuestro paisano: Frívolo, petulante, histrión, sobornado, juglar, bufón, estulto, deshonra de su Orden, Cacalalum, insolente..., aunque el nombre que le da y que más repite Erasmo contra Carvajal es el de "Pantalabus"; éste término peyorativo que le atribuye Erasmo a nuestro galduriense hay que ir a buscarlo en las sátiras del poeta latino Horacio que, con ese nombre, se refería a un parásito pedigüeño; probablemente Erasmo aludiera con ello a que el libro de Fray Luis de Carvajal había sido publicado, como era costumbre de la época, a expensas de un patrón que, en el caso de la "Apologia monasticae...", fue D. Lorenzo Suárez de Figueroa, Marqués de Priego. Erasmo no sólo realizó una réplica para defenderse y contraatacar al fraile giennense con un libelo titulado "Responsio adversus febricitantis cujusdam libellum" (lo de "febricitantis" era un chiste erasmista a costa de que fray Luis de Carvajal había admitido en su apología que la había escrito con fiebre por estar convalenciente), sino que plagó las cartas a sus amigos de toda Europa con furiosos anatemas contra Carvajal. Aunque no faltaron españoles que por afición a Erasmo le afearon al Carvajal su polémica con el gurú de Róterdam, la Orden franciscana cerró filas con él y quienes lo han estudiado a fondo afirman que se anticipó a sistematizaciones teológicas que cobraron mucha mayor fama que la suya, como las de Melchor Cano o Domingo Soto, sin poderle menoscabar el honor de ser Fray Luis de Carvajal la vanguardia de un escolasticismo humanista.

El nombre de Erasmo todavía es celebrado en todo el mundo y el de su oponente de Jódar apenas es conocido por un reducto de eruditos, sin embargo la figura de Fray Luis de Carvajal dista mucho de ser tan grotesca como se empeñó en fabricar, herido en su amor propio, ese Erasmo que tanto sectarismo y ojeriza rezumaba muy en detrimento de la imagen que el vulgo se hace de él. Nuestro fraile de Jódar asistió al Concilio de Trento, participando en los debates de la justificación, los Sacramentos y la Eucaristía. Visitó también, a instancias del ministro general de la Orden de frailes menores de San Francisco de Asís los conventos franciscanos alemanes y, tras sus andanzas por Europa, Fray Luis de Carvajal retorna a las Andalucías, para ser guardián del convento de Sevilla y ministro provincial de Andalucía. Vino a fallecer a Jódar en el mes de septiembre de 1552. 

El caso de Fray Luis de Carvajal es paradigmático, me explico: si la situación del clero durante el siglo XVI podía clamar a los cielos en Europa por la relajación de costumbres y, no lo olvidemos tampoco, por la adulteración doctrinal, en España eso no ocurría dado que, con antelación a la falsa reforma luterana, se había afrontado una auténtica y profunda reforma, de la mano del eminentísimo Cardenal Cisneros, ayudado por todos aquellos que con él trabajaron al unísono por sanear el clero español. Pues como afirmaba Menéndez y Pelayo: "La reforma llevada a cabo con tan incontrastable tesón por el antiguo guardián del convento de la Saceda [Fr. Francisco Ximénez de Cisneros] y el no haber en España relajación de doctrina, aunque sí de costumbres, es lo que nos salvó del protestantismo. El confundir a nuestros frailes, después de la reforma, con los frailes alemanes del tiempo de Erasmo, arguye la más crasa ignorancia de las cosas de España".

España no tuvo necesidad de protestantismo, dado que éste no era otra cosa que la corrupción doctrinal, la adulteración del cristianismo bajo la cobertura de una indignación, fingida y exagerada por la sofistería y la demagogia, contra la postración de las costumbres en el clero que mejor que nadie supieron corregir nuestros santos tridentinos.  

BIBLIOGRAFÍA

Menéndez y Pelayo, Marcelino, "Historia de los heterodoxos españoles".

Higueras Maldonado, Juan, "Humanistas giennenses (s. XIV-XVIII)", Universidad de Jaén.