sábado, 29 de julio de 2017

ALGUNAS CURIOSIDADES DE LOS MONUMENTOS DE NUESTRA PROVINCIA: GÁRGOLAS Y DEMONIOS EN LA IGLESIA DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE HUELMA


"Vista del castillo de Huelma"

L. Gómez

En la vecina localidad de Huelma, el viajero curioso puede hacer una parada y deleitarse con sus magníficas vistas y el trato amable de sus gentes.
Llama la atención, nada más llegar a ella, su castillo, con sus dos torres circulares a los flancos que nos evocan la imagen de fuerte inexpugnable.
Cuenta la Historia, que el Santo Rey Fernando III, estando en Baeza, escribió carta de concesión para este castillo allá por el año 1242 con la frase “cuando se ganase”. Y lo cierto es que durante siglos estuvo ora en manos cristianas ora en manos árabes. Y no será hasta 1438 cuando se tome definitivamente este castillo. Dicen los sabios en la materia, que asediado y cercado por parte del Marqués de Santillana y otros nobles de Úbeda, Bedmar y Jaén, el alcaide moro de la fortaleza, sabiéndose perdido solicitó el poder retirarse él y los suyos a los vecinos castillos de Cambil y Alhabar, todavía en poder de los moros. Enterados de la noticia de la rendición, los caballeros cristianos que ponían cerco subieron en tropel para optar al privilegio de ser el primero en tomar posesión del fortín. Para evitar discordias, el propio marqués, hizo un haz con todos los pendones de los caballeros y una vez juntas las colocó en lo más alto del castillo.


"Detalle de cabeza de león"

Bajando por la vía que da acceso al castillo, el viajero puede contemplar la techumbre de la magnífica Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción y las torres altas, pues la pendiente es grande y la iglesia queda más abajo.
Este excepcional templo católico goza del privilegio de ser trabajado por los mejores canteros y arquitectos del momento. Diego de Siloé, los hermanos Castillo, (El Viejo y el Mozo) y Andrés de Vandelvira. Un lujo, se mire por donde se mire.
No entraremos en detalles arquitectónicos y en su estructuración, pues lo que nos llama la atención es la profusión de gárgolas y demonios adornando la fachada de este templo. 


"Vista de una de las Gárgolas de la Iglesia"

Las gárgolas son elementos decorativos y arquitectónicos más usados en el gótico, pero en España tuvieron una vida más larga al repuntar su utilización durante parte del Renacimiento.
Se trata de representaciones de animales fantásticos en algunas ocasiones. En otras son fieras (leones o serpientes) así como rostros grotescos y deformados, y en ocasiones, diablos de diferente condición.
El objeto de esta figura, desde el punto de vista mitológico y esotérico, no es otro que el de recordar a los fieles que fuera de la Iglesia está el pecado, el dolor y la perdición. El Mal rodea al hombre bajo muchas apariencias, y sólo bajo la protección de los Sacramentos y de la Iglesia, uno podrá vencer las tentaciones y saldrá victorioso de ese Mal.
Desde el punto de vista arquitectónico, las gárgolas eran figuras que servían para aprovechar los desagües de los canalones de las estructuras. Colocadas en los remates y puntos más indicados, aliviaban de agua las techumbres. El sonido que el agua hace al caer por esas bocas de piedra es característico (como “hacer gárgaras”). En francés se las denominó  “gargouiller”


"Detalle de Demonio bajo el tímpano de la ventana"

A lo largo del friso superior de la Iglesia de la Inmaculada podemos ver varios leones, que con su boca abierta nos reciben de manera fiera y majestuosa. Y si uno es más observador, podrá ver que debajo de cada uno de los tímpanos adintelados de las ventanas superiores, justo en el centro, un demonio con cuernos retorcidos nos mira y nos acecha.  
En otra ocasión dejaremos la explicación de porqué los maestros masones del Gótico y del Renacimiento usaban de dichas prácticas, y como se ha degenerado su significado y suplantado por advenedizos y gentes varias, que le han otorgado un sentido totalmente falso y fuera de lugar para poder así adaptar la realidad a sus fines. 

viernes, 28 de julio de 2017

ALGUNAS CURIOSIDADES EN LOS MONUMENTOS DE NUESTRA PROVINCIA. VESTIGIOS VISIGODOS EN CASTELLAR



"Colegiata de Castellar. Puerta de Santiago Apóstol"

L. Gómez
                Es frecuente que, de tiempo en tiempo, nos dediquemos a salir con el coche para visitar alguna localidad de Jaén. Bien porque nos llame la atención su Iglesia, su castillo, su ermita o algo que nos despierte la curiosidad.
                Con el paso de los años ya son muchos los viajes hechos, y en cada uno de ellos, se aprende algo nuevo o se descubre un nuevo “tesoro” que uno no sabía que estaba ahí.
                Eso es lo que ha ocurrido con la última visita al pueblo de Castellar, en plena Comarca del Condado.

                Era nuestra intención visitar la Colegiata, cuya puerta, decorada con el alto relieve de Santiago Apóstol ya impresiona, y de paso el museo de la Torre, pero cosas que pasan. El horario nos indicaba que abría esos edificios a las siete de la tarde, pero a las siete y media no había ni un alma por esos sitios ¿El verano? ¿La eficacia de la burocracia española? Da igual. Lejos de desanimarnos, nos fuimos a visitar la cercana Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, que está a unos pasos del otro conjunto monumental.   


"Vista del interior de la Iglesia de la Encarnación de Castellar"


Allí, en el letrero que informa a los visitantes sobre el monumento se puede leer:
Parroquia de Nuestra Señora de la Encarnación
Torre árabe del siglo X. Iglesia del siglo XIII con portada del siglo XVII. La torre fue construida por Omar Ben Hafsum o algunos de sus contemporáneos durante su dominio en esta región en el siglo X. La portada de la iglesia es de estilo renacentista, obra de Juan Aranda Salazar, maestro mayor de la catedral de Jaén. En la sacristía figura el escudo del obispo D. Baltasar Moscoso y Sandoval, muy vinculado al arquitecto. De sus orígenes defensivos quedan pasadizos subterráneos que arrancan del crucero de la iglesia y eran utilizados como vía de huida en caso de asedio”.
                Al entrar en el templo nos llama la atención la amplitud del mismo. Se trata de una nave central y dos laterales separadas por columnas que sustentan arcos ojivales y en el muro restante lunetos vanos que aligeran la carga de la obra y permiten levantar más la techumbre, que queda sostenida por vigas de madera. Las capillas laterales completan la obra.

                Al contemplar las columnas uno se da cuenta enseguida de una anomalía. Cuatro de ellas están decoradas. Su forma y estilo es claramente visigodo, lo cual no concuerda con la información de la entrada. 

"Detalle de uno de los capiteles"

Qué hacen allí esas columnas? ¿Pertenecían a un templo anterior a la obra de la torre? Es decir: ¿se utilizaron los materiales de una obra visigoda anterior a los árabes para construir la mencionada torre defensiva del s. X, o bien se trajeron de una ermita o iglesia cercana?, pues recordar que sólo hay cuatro capiteles de esa características en el interior del templo, los restantes son iguales y sin historiar.
                No he estudiado la Historia de Castellar en profundidad y no he tenido tiempo de indagar sobre este particular. 

"Detalle de capitel"

Pero el caso es que en ningún momento se nos informa en los paneles informativos de la antigüedad de dichos restos arquitectónicos. Parece ser que la antigüedad de Castellar es mucho más antigua que la que se cita a la hora de construir la torre del siglo X que nos indican los paneles.
Los restos ibéricos del lugar demuestran que la población ha permanecido ininterrumpida desde hace siglos en ese lugar. Los visigodos debieron sufrir la barbarie musulmana, que arrasaría con todo para utilizar la mano de obra mozárabe en la construcción de sus nuevas obras defensivas. El islam no aportaría nada a Castellar que sepamos. Pero por alguna oscura razón, desde la oficialidad académica y política se va ninguneando la antigüedad de nuestras localidades y se le va motejando con rótulos e informaciones cuya veracidad es sólo a medias.


"Detalle de capitel visigodo de la iglesia"

En fin. Ya vendrá gente valiente que reivindique para sus pueblos y monumentos su justo valor, sin tener que caer en el chantaje mediático oficial. Valor pues, y tiempo al tiempo.